TALLER

 
Lo que más me gusta de mi oficio, es pasar el tiempo trabajando en el taller, rodeada de herramientas en las que cada una tiene su función.
 Levantar la cabeza y mirar cuál será la siguiente, esperando su momento para ejecutar su función, dando forma a mis creaciones.
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Con el carboncillo trazo las formas de las joyas que tengo en la cabeza, a veces después de tantos años dibujando, las joyas salen solas.  Cogiendo metal y piedras las hago directamente sin dibujo previo, con ideas que tengo en la cabeza y las plasmo directamente en joya. 
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El Arco de sierra, es la primera herramienta que cogí cuando aprendí joyería, con ella sentí que ya tenía el oficio que quería, porque en ella puedes ver rápidamente el dibujo a la joya. 
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El soplete sirve para ir transformando y adaptando formas nuevas en la pieza con la soldadura que se funde, permitiendo que se unan entre sí, creando la joya.
 Estas dos herramientas son imprescindibles al mundo de la joyería.
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Tanto me gusta crear joyas, como la gemología, el estudio de las piedras.  Coger pinzas y lupa, pasando horas y horas mirando el interior de las piedras naturales y ver que no hay ninguna igual, lo que hace que sean todas especiales, únicas y que me sorprendan cada una de manera diferente.

 En campo de la gemología, me especialicé en diamante, ya que es una de las piedras de las que más me enamoré.